lunes, 13 de agosto de 2007

Vida y Obra de la Muerte I

Era noche. Ella estaba sentada en una banca del parque, esperando por él. Todo el día sentada en esa banca, solo moviendose para despertar sus adormilados pies y volver a esa posición estática que la confundia con el entorno para las palomas. Ya era hora. El reloj de arena de la muerte marcaba que la arena de esa mujer había caido por completo al otro lado y debía partir.

Fue simple, sistematico. De rutina.

Para la muerte había tres tipos de gente:

-Las que apaciblemente esperan su hora. Sin más ajetreos. Si su comportamiento en la tierra fue bueno durante los últimos 20 años se les permite ver a un ser querido una o dos noches antes para que les de el aviso de la forma que solo los familiares amados lo saben hacer. Normalmente estas personas son los enfermos terminales que viven conectados a aparatos o simplemente viejos que viven solos ya no tienen a nadie en el mundo (el papa Juan Pablo II fué uno de los más pacíficos que la muerte se pudo haber encontrado desde la aparición del hombre en la tierra).

-Los escandalosos que no aceptan su hora y tienden a emprender una huida. En vano, obviamente. Una regla de la naturaleza es que no puedes aplazar tu vida más allá de lo permitido, si lo haces, los resultados son catastróficos. Locura, asesinatos, torturas, violaciones. Cosas por el estilo que normalmente solo significan más trabajo para la muerte y que nos llevan al siguiente tipo de gente.

-Los que no saben que su tiempo terminó cuando no debió terminar. Son gente que no ve llegar su muerte o que simplemente se suicidan. Mayoritariamente son personas que mueren sin saberlo. Como un accidente de carro o una muerte en una cirugía. Esos son los llamados "fantasmas" o "aparecidos". Estos últimos son unos problematicos y una lata, ya que nadie que muere sin saberlo toma muy a la ligera la noticia que lleva una o dos semanas muerto. Entonces, hay que tomar el papel de negociador y empezar a hablarles sobre que les sucede, de una manera gentil para que no vayan a cometer alguna tontería cuando se enteren. Estos trabajos de convencimiento toman entre 20 y 40 años.

En fin.

Para Muerte, esto ya era como moverse. Desde siempre ha estado destinado a llevar almas a la entrada del No-Mundo. Llevarlas de la mano como niños de 2 años a esperar su destino. Algo bastante hartante si tomas en cuenta que llevas más de 2 millones de años haciendolo.

"¿Siguiente en la lista?" Pregunto la muerte al aire y en la base del relog de arena el nombre que decía "Maria Stuart" cambio a "Daniel Medina" y la arena que estaba en el fondo del reloj subio hasta la mitad y volvió a empezar su rápido descenso. Hay que darse prisa si no queremos otro problematico que escapa de su hora. Tomó su oz y la movío en el aire cortando la nada. Un portal se abrió y la muerte entró ahí. Otro portal, lejos de Maryland se abrió.

Un sol ardiente y una arena hirviendo recibieron a Muerte. A lo lejos, una mota negra estaba tirada en medio de otras motas encorbadas alrededor suyo. Muerte llegó y con su oz auyentó a los zopilotes que con desgane se alejaban solo unos metros de su platillo. La imagen era desgarradora pero no para Muerte. Él que había recogido a cientos en Alemania, y que todávía recoge a cientos en África, no se iba a dejar ganar por eso. Un pobre hombre de treinta y tantos con deshidratación extrema. No. Eso era de rutina también.

Tomó al hombre del hombro. Lo levantó y al contacto supo su historia. Abandonado a su suerte en el desierto por ladrones de organos desde hace tres días, con un solo riñón en su interior y una no muy metódica técnica de extirpamiento. Sus días ya estaban contados desde que decidió salir a comprar cigarrillos. No había nada por hacer, solo llevarlo pacíficamente y con un semblante paternal a las puertas del otro mundo, para esperar su suerte como todos.

Se levantó del suelo con Daniel recargado sobre su clavícula derecha y elevó vuelo hacía las puertas. En medio del viaje pudo oír susurrar al tipo algo. Como un agradecimiento por su servicio. "Pobre" pensó muerte. Rendido por solo estar solo, eso no lo dejan pasar por alto los jefes y sin duda a Daniel le esperaba un eterno tormento en el infierno, porque para ellos, esto era un tipo de suicidio y el suicidio recibe pena máxima. Ni modo.

Pasó un rato antes de que el nombre del siguiente apareciera en el reloj. Pocas veces en su eternidad había tenido este breve descanso.Habrán pasado 30 segundos cuando la leyenda "Sin nombre" apareció en su reloj. La arena subió casi al 100% y volvió a empezar a caer. Un bebé. No hay duda siempre es así.

Muerte abrió su portal y se fué a algun lugar fuera de los desiertos de Tijuana.

Eran las 3 de la madrugada en Moscú y un hombre acurrucado en una callejuela dormitaba-moría en el suelo, con medio cuerpo dentro de una gran caja de una televisión y un perro abrazado a él. El perro, también al borde de la muerte. La escena fue dudosa. ¿Tenía que llevarse al perro o al hombre? Normalmente cuando se trata de un animal solo le llega el sentimiento de la nada. Talvez porque los animales estan en contacto con la naturaleza o quien sabe, pero era la primera vez que dudaba.

La imagen era triste. En toda la calle había una penetrante oscuridad que cubría cada rincón y espacio, la nieve tenía como mínimo 5 u 8 cm de altura y seguía cayendo del cielo. Pero dondel hombre y el perro estaban no había nieve, se notaba que había sido quitada por el mendígo con sus propias manos. Los morados dedos alrededor del animalo lo delataban y la barba gris y asquerosa que salía de su mentón estaba congelada igual que parte del cabello del hombre y el perro. Las respiraciones de ambos eran lentas, moribundas, ya casi sin vida. El perro no movía nada de él mas que su caja toráxica y el hombre apenas si se notaba su movimiento. La pobre vestimenta de él constaba de una chaqueta rota de los codos y final de las mangas , con varias manchas de tierra y estiercol, un pantalón negro sucio, con orina (seguramente un vano intento por calentarse con algo), corto para el tamaño de hombre, a la altura de sus tobillos, amarrado con un mecate y unos zapatos negros con ollos en la suela. Una triste sección de periodico los separaba a él y a su compañero del congelado suelo y un lado de la caja cubría sus cabezas de la nieve que caía.

Había un silencio penetrante que hizo estremecer hasta las vertebras de la misma Muerte y entonces temió. Temió por primera vez en toda su eterna existencia por el destino de este pobre hombre. El animal sin duda llegaría al Limbo. El mejor lugar que todo animal puede encontrar. Pero el hombre desconocido. ¿Cuál era su futuro? ¿Por qué el reloj no daba su nombre y porqué estaba casi lleno y no parecía vaciarse nunca? ¿Acaso era una prueba de los Grandes? Determinó esperar a que el reloj se vaciara tres cuartas partes para entonces despertarlo y llevarlo a las puertas. Pasó la noche y empezó a salir el sol. La temperatura no aumentaba mucho pero ese sol era reconfortante y calentaba aunque sea un poco después de la helada de esa noche. Se vació la mitad del reloj y el hombre se despertó.

Abrió los ojos como comprobando que seguía vivo y luego movío su cabeza vió a su can con la lengua de fuera, azul por el frío, pero vivo.
Se levantó y con esa rara característica de fidelidad de estos animales, también lo hizo el perro. Él se paro y se sacudió la nieve del pantalón viejo. Dió unas palmaditas al animal y caminó fuera de esa calle hacia otro lado. Con paso lento, pero resuelto. El reloj de la muerte se detuvo y cambió de nombre. Sorprendida, la muerte lo vió alejarse y fué a su nuevo destino pensando en este extraño hombre.

2 comentarios:

zarco dijo...

Que tal, es la primera vez que entro y me agrado bastante!!

Tienes muy buenas historias, creo que me volvere un lector asiduo de este blog!!

Yo tambien hago cuentos, los hacia en un blog donde revuelvo de todo un poco y por lo mismo decidi empezar a poner mis cuentos en este blog para que lo visites, seria un honor!!!

www.vagandoenlaweb.blogspot.com

Ocelotl dijo...

Lo primero que se me vino a la mente al terminar de leerte, fue Chronos, un Chronos decadente y sin tiempo, pero supongo que será una incógnita la identidad del señor y de su perro.

Como sabes este tipo de temas me fascinan, y pues que mejor que a la mismisima muerte como personaje principal.

Interesante la subjetividad de la muerte, de su modus operandi y de sus dudas, y tambien interesante la mezcla con la objetividad, y a mi parecer, frialdad con que tratas la forma en la que mueren los personajes.

Muy chido y "noir".

Un abrazo!