Hoy, sin nada más en las manos, que un manojo de triste recuerdos,
me sentí con sueño.
Y dormí.
Hoy, sin nada más en las manos, que un manojo de triste sueños,
me sentí cansado.
Y dormí.
Hoy, sin nada más en las manos, que un manojo de tristes imagenes,
me sentí abatido.
Y dormí.
Hoy, sin nada más en las manos, que un manojo de tristes bostezos,
me sentí sin energías.
Y dormí.
Hoy, sin nada más en las manos, que un manojo de tristes pesares,
me sentí solo.
Y dormí.
domingo, 27 de julio de 2008
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