jueves, 7 de diciembre de 2006

NAHUATL

La lengua de los reyes, la lengua del poder…
Milenios de sabiduría y ciencias, centrados en ti
Extensos campos y tierras a tus pies
Las aves y los peces entienden tu lengua
Y los animales de la tierra hablan contigo
Lengua madre… Omnipotente…
Tu reino se ha acabado
Porque el melindroso destino lo ha ordenado
Tu pura esencia ha quedado bajo siglos de polvo,
Para ser usurpada por un mestizo.

Tu, que te creaste sola, y creciste sola
Destronada por unos cuantos extraños a esta tierra,
que de su boca, salían sonidos raros.
Algo que ellos llamaban CASTELLANO.
Te quitaron tu título de idioma,
Para ponerte el de DIALECTO.

No llores mi niña
No llores mi niña
No llores, porque no he muerto.
Sigo vivo, solo que en silencio,
Para no despertar la ira de ese ladrón,
Y que me mate por completo.

No llores mi niño,
No llores mi niño,
Porque vivo en ti,
Vivo en tus padres, y en tus abuelos,
Vivo en tu hermanita, que duerme a tu lado.
Vivo en tu casa, en la tierra, en el cerro.
En el viento que sientes en la madrugada,
Cuando bajas a la ciudad con tu padre y tu tío.

Tu eres de mi herencia, herencia mestiza, pero herencia.
Los hijos de esta tierra me han olvidado,
Los hijos de esta tierra me han humillado,
Los hijos de esta tierra me han discriminado,
Y puesto en lo más bajo de todo.

Nada de eso importa.
Nada de eso importa.
Porque vivo en ti, en tu familia,
No llores mi niño,
No llores mi niña,
Que por siempre estaré junto a ustedes.

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