jueves, 21 de diciembre de 2006

Otro año...

La silla negra, consumida por el fuego se planta frente a la ventana de su gran casa. Sobre ella, hay un cuerpo, ennegrecido, también consumido por el fuego, de su consumida cabeza salen unos tristes cabellos esparcidos a todo lo largo de su quemada carne, su cara tiene esa rara combinación de carne y hueso usan siempre en las películas de terror; muestra una mueca de dolor inaguantable y sus negros dientes se entreabren para dejar salir a una escarabajo.
Toda la sala huele a podrido, el cuerpo talvez lleve meses y sin nadie que lo vea y le dé santo sepulcro. Lleva ahí un buen rato.
¿Qué pasa después de que un anciano se decide suicidar a manos del calido fuego? ¿Qué pasa cuando su casa esta perdida en un bosque por petición suya, para tener algo de privacidad? Que suerte que nada más su cuerpo era lo único que se podía consumir por el fuego. Es muy bonito el hall donde esta su silla.
Hay lleva ese cuerpo triste años y años ¿Qué cosas no ha visto a través de esa ventana? ¿Cuántas parvadas no han pasado frente a él para darle un show privado?
¿Cuántas veces no han tocado ha su puerta desde hace años para buscarlo después de tanto tiempo de no verlo?
Su casa erigida en lo profundo de un bosque, al lado de un lago azul cristalino, con una cascada que diario te baña en una brisa húmeda que reanima a cualquiera, peticiones de su esposa también muerta.
¡Maldito cuervo negro de la muerte que te has llevado a su hermosa Sofía! Su vida era su belleza y su muerte… La mía…
Meses y meses han transcurrido sobre esta majestuosa casa del tipo Victoriano; meses y meses han traído consigo el polvo que hoy se postra sobre cada uno de los retratos de la casa, hermosas pinturas que sin duda valen millones. Suerte a quien las encuentre.
El interior de este cadáver ya no tiene sangre, ya no tiene carne, solo tiene gusanos, que se lo comen poco a poco desde hace varios años.
A este cuerpo el tiempo lo ha olvidado, y ya no le da aviso de cuando empieza un nuevo año, el viento que se cuela por las ventanas que se quedaron abiertas hace años hace que cada vez más, el cadáver se haga polvo que irá a combinarse con el viento. El viento que nos pega en la cara en un caluroso día de verano, el viento que nos refresca y lo respiramos con tanto gusto.
El hall de la casa es muy alto, es oscuro y en cualquier parte hay telarañas colgando, las arañas han convertido esta mansión en su casa.
El bosque perdido de los sueños de Sofía, con el paso de los años se acaba, los hermosos animales que antes rondaban por su casa han sido cazados y ahora se encuentran en la mesa de alguna casa o en la pared de algún señor bigotón flaco de unos 60 años, que orgullosamente la enseña a sus invitados con un rifle de caza en mano. ¡Oh! ¡Si Sofía viera eso ahora! ¡Terribles pesadillas se posarían en su cabeza!
La casa esta sola, la casa esta sola, aunque a su alrededor hay un sinfín de edificios y el bullicio de la cuidad ahoga los gritos de cuerpo quemado del anciano que lleva ahí casi medio siglo.
La cuidad crece y sin duda, necesita espacio. Esa vieja ciudad no es suficiente para la nueva población. Hay que crecer. Y la casa se va para abajo.
La casa cae y el polvo se eleva unos 10 metros en el aire (el mismo aire que respiramos) El cuerpo se queda enterrado entre todos los escombros de su casa, y sus pinturas ahora estan en manos de los saqueadores que entraron a ultrajar la habitación de Sofía y llevarse su arte.
El viento me cuenta los años, y el viento me funde en el tiempo, ya los gusanos no me atacan ni me comen, y el espacio es mi ataúd.
Acaba un año más para ti, pero para mí solo es otro día. No se de años nuevos ni tampoco se de años viejos. Solo sé que el tiempo me acurruca y me lleva cada vez más cerca de mi amada Sofía.

1 comentario:

r_e_f dijo...

Rapido... Esto es, como alguna vez lo hizo el gran poeta Sabines, una POESIA EN PROSA... disfrutenla