viernes, 19 de enero de 2007

DE LO QUE ACONTECIÓ EN UNA PLÁTICA CONMIGO MISMO

CAPÍTULO II
Antipatriotismo

Me perdonarán ustedes que de un recuerdo de mi niñez me brinque a otra plática que me aconteció más o menos cuando tenía 16 años… Algunos historiadores dirán que es un revoltijo, que es malo que un escrito autobiográfico no lleve una cronología correcta y adecuada, pero, reitero lo que dije en el capítulo pasado: Júzguenla ustedes mismos. Y en este caso le agregaré: El sentido del tiempo es lo de menos. Lo importante aquí, es Tom.

Ya habían pasado los peores años de mi juventud (la secundaria). Ahora me encontraba en la preparatoria, tercer semestre…

“Qué emoción que ya merito te vas a la universidad” Me decían las señoras mayores, amigas de mi mamá o mi abuela. Simplemente me valía un bledo. Hacía bastante tiempo que no hablaba con Tom, pero me dejaba notas en la mañana. Notas que, sabía perfectamente que mi mano había escrito, pero que no eran mis ideas, no eran mis saludos y sin duda alguna, no era mi letra.

La primera vez que encontré una nota suya fue cuando me desperté un jueves a las 5:30, hacía exactamente cuatro años y medio. En mi primer día de secundaria, decía:

“Suerte, amigo…”

Al principio pensé que era una nota de mimadre, incluso le fui a agradecer, pero fui respondido con una negativa. Al principio pensé que estaba jugando, después, recordé a aquel niño de pelo lacio azabache, ese que en toda la primaria me ayudaba con las preguntas de historia en la escuela, o que platicaba conmigo cuando estaba solo… Recordé entonces a Tom. Toda mi infancia había pensado que era un niño con el que coincidía en la misma escuela, parque, incluso a veces lugares públicos, pero por mi mente jamás me había pasado la idea de que él no fuese real… “No puede ser cierto…” Me dije a mi mismo y pensé que si así era, entonces no volvería a recordarlo, talvez, la nota la escribí dormido…
Pasaron tres días de los más tranquilos en mi vida, a pesar de que la transición primaria-secundaria me había afectado, parecía ser que afectaba a alguien ajeno, a quien yo veía como tercera persona, como si fuese de un programa de televisión. Nada más.

En la noche del tercer día me fui a dormir ya olvidado casi al cien por ciento de aquella terrorífico mensaje de aliento, aunque algo en mi interior se negaba a olvidarlo… A la mañana siguiente, encontré otra nota, con la misma letra ajena a mi casa, en un trozo de papel y decía:

“No sientas miedo, amigo, solo soy yo, ¿acaso ya te olvidaste de mí?
Atte. TOM”

A pesar de que sabía quien era Tom, la duda de cómo entró a mi casa para escribirla me aterrorizaba… Pasó el tiempo y oyendo a mi padre sobre sus pacientes (era médico psiquiatra) supe que hay unas enfermedades que se ligaban mucho con lo que me pasaba, una de ellas era la de PERSONALIDADES MÚLTIPLES. Decía que no era enfermedad que pudiera dañar físicamente al paciente, a menos de que este mismo lo hiciera. Casos de personas que tenían hasta 40 personalidades distintas había registrados; con alergias distintas, tonos de voz distintos, gustos culinarios distintos, incluso, preferencias sexuales. Había incluso el caso de un hombre de EUA que era un asesino serial, su contraparte, era el autor de todos los asesinatos sangrientos que llevaba a cabo, al parecer por momentos recobraba su conciencia y dejaba notas a la policía de a donde iría, que haría al otro día y que rogaba que lo atraparan, porque no se podría controlar. Posteriormente lo atraparon, lo encerraron y hace aproximadamente dos años lo liberaron por buena conducta, en una entrevista dice que todavía platica con su alter ego, que le deja notas, ha platicado con él y siente que es muy real…

Eso fue lo que me hizo abrir los ojos, no era un niño que conocía las artes del ninjitsu del infiltramiento, era yo. YO y nadie más que yo. No quise alarmarme y menos a mi madre o padre. Investigando en la vida del hombre que fue asesino, encontré que es bastante sereno, no es violento y que su otra personalidad mataba porque era su escaparate de las presiones que él sentía. Hasta parecía un hombre sano y común.

Desde ese día, para mí Tom fue como decir que era mi hermano, me saludaba en las mañanas, lo saludaba, me dejaba notas en un papel, se las respondía. Todo como si nada y así me comuniqué con él toda la secundaria y el primer año de preparatoria, hasta ese día.

Fue un día donde nos pusieron en la formación para actos cívicos, una semana antes, los alumnos del último semestre se habían puesto muy desmadrosos y simplemente no respetaron la formación, ni cantaron correctamente el himno…
“Un total desorden y falta de respeto a nuestros lavaros patrios” había dicho uno de los maestros de educación física que nos tenían formados.

-Quiero que sepan que esto no es nada personal- dijo el maestro- Es solo para que se disciplinen y se comporten a la hora de los actos cívicos.
El Sol estaba bastante fuerte y quemaba la nuca, yo no soportaba eso, me dolían los pies, pagábamos todas las tonterías que habían hecho los del sexto semestre, simplemente me hacía sentir sumamente enojado.

Ya llevábamos cerca de 15 minutos con la mano en el pecho en señal de saludo a la bandera que no estaba.
-Deben recordar que la bandera representa a nuestros heroes…
Y una voz muy cerca de mi oído derecho soltó en un susurro:
-Yo no creo en ese pedazo de tela…
Mi cabeza se volteó para ver quien lo había dicho y un joven de mi misma edad de cabello lacio hasta las orejas color azabache, me miro y solto de la forma más natural:
-Hola ¿Cómo estas? Hace tiempo que no te veía.
Mis ojos no daban credito a lo que veía: Tom, estaba parado junto a mí.
-Ho-Hola, ¿como estas?-mi emoción era tanta que apenas podía hablar- ¿Dónde te metiste todo este tiempo?
-Mmmm… Por aquí, por allá, pero el mejor lugar en el que he estado sin duda es tu habitación…
-Jaja… ¿En serio?
Un maestro de los que nos estaban cuidando escuchó mi risa y se me acercó:
-¿Le parece divertido el reirse de nuestra bandera?
-No-noo… Este no señor…-Aunque parecía un cachorro tímido por fuera, por dentro sentía como se me revolvía el estomago y una bestia dentro de mí quería golpear al maestro
-¡Sí, no quiero saludar a la bandera! ¡Me da asco ese pedazo de tela hecho con retazos!- Soltó Tom de la nada… Era la primera vez que seguía presente cuando alguien más, ajeno al universo mío y de Tom, me hablaba.- Esa bandera y lo que representa es una mierda para mí…
-Dígame…-me dijo el maestro
-No señor, disculpe, no volveré a suceder…-dije y me tragué todo el odio que tenía en mi interior.
El maestro se alejo unos pasos de mi y en ese instante Tom me dijo:
-Es estúpido que quieran que le guardemos respeto a un pedazo de tela.
Yo no respondí, el maestro me seguía observando desde unos metros de distancia, y por mi mirada, Tom losabía.

Pasaron otros 5 minutos antes de que nos dieran la orden de firmes, y mi brazo adormecido por la posición recobró la circulación sanguínea que tanto necesitaba.

-Ahora vamos a cantar el himno. Para todos los extranjeros que no se lo sepan, les vamos a pasar unas hojitas con la letra, porque parece que en la primaria no aprendieron nada.
Tom tenia ganas de gritar, se le notaba en los ojos. Pero se aguantó

Empezamos a cantar…

“Mexicanos al grito de guerra el acero a prestad y el bridón…”

Yo estaba cantando, no quería problemas con los maestros de educación física, pero Tom con tono burlón cantaba:

“Ciñe o patria tus sienes de orina
De la paz del arcángel caido,
Pobre gobierno, que feo destino
Por el culo de dios, la cagó.”

Obviamente, como yo ya lo sabía, esto lo dijo Tom, usando mi boca. El maestro fue directamente a mí, me tomó del brazo y me llevó con el director.
Tuve una semana de suspensión, durante la cual, solo platiqué con Tom. Todo lo que hizo Tom, que talvez en parte hice yo, era “inmoral y grosero”… Pero no me importaba… Estaba feliz.

A partir de ese día, Tom se quedaba conmigo cuando las personas se me acercaban y empezó a formarse su propio criterio. En sus pláticas ya no preguntaba ni cuestionaba, ahora daba los temas de plática, me decía sus ideas y no se callaba cuando quería decir algo.
FIN DEL SEGUNDO CAPÍTULO

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